domingo, 15 de enero de 2012

FOTORELATO

Horario de Verano

Doce de la noche, verano, una pareja lleva triste mucho tiempo, rayadas que se juntan, las gotas que calman a los vasos, la mezcla de amor, deseo, celos y traición. Habían quedado a esa hora para hablar, pero él no apareció. Un hombre la llevo una nota del chico pidiéndola “perdón”. Ella le llamo, y le dijo “se acabó”.



Surgió un error de sus labios, el tiempo callo como el agua derrumbada de sus botas un día de tormenta. Dos escalones más arriba descargó su cuerpo sin miramiento y observo el techo. La incomodidad le daba fuerza para sopesar sus opciones. Por el patio se asomaban los lloros de la primavera, y los tendederos entre avivas manos se iban desnudando. Como su boca, vacía. Había ahuecado la ambigüedad de sus gestos, expulsándola con la lengua y salpicando el suelo. No había nadie más allí abajo.



Triste porque no supo mantener la situación, triste porque se la fue de las manos… veía la cara de él en el ordenador, con el cuchillo entre las manos. Recordaba viejos momentos a la vez que pensaba en lo cruel, él no supo tampoco cómo has de tratar a una mujer. Seguía viendo fotos, pasándolas una a una, escribiendo mientras una carta que le defina como no lo hizo ninguna. Tras acabar la carta y con el corazón roto, pensó en hacerlo, ¿morir o quedarse sola?
No se lo pensó dos veces…

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